viernes, 28 de agosto de 2009

Soldado alemán recuerda invasión de Normandía

Franz Gockel, de 78 años, ex cabo de la Wehrmacht destacado en la costa atlántica francesa durante la II Guerra Mundial, recuerda 60 años después de la invasión de Normandía por los aliados en el libro "La puerta del infierno" que los alemanes "sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad de vencer".
"Lo que más nos sorprendió fue que la invasión se produjera con marea baja. Los norteamericanos tenían que correr desde sus lanchones de desembarco 300 metros hacia la playa abierta, sin ninguna protección. Y yo pensaba, ¡pero si están viendo que corren hacia la muerte!", evoca Gockel, quien junto con su esposa participará en la conmemoración del 60 aniversario del Día "D" en Normandía, noroeste de Francia.
Todo comenzó a la una de la madrugada de aquel 6 de junio, "cuando llegó la primera noticia de que paracaidistas enemigos habían descendido" en Normandía. Gockel pensó que se trataba de un ejercicio de alarma, "uno de los tantos que se habían hecho días antes del 6 de junio".
Pero al amanecer, "ya no teníamos dudas de que había comenzado la invasión". Con 18 años, el joven cabo de la Wehrmacht había sido destinado a una de las casamatas construidas por los nazis en la costa atlántica francesa. Desde allí le tocó presenciar y enfrentar la operación de los aliados occidentales.
"Primero vimos puntos oscuros en el horizonte. Cuando comenzó a clarear reconocimos los barcos, que cubrían todo el horizonte hasta donde alcanzaba nuestra vista. Había entonces ya más barcos que soldados alemanes de este lado", recordó.
Las lanchas de desembarco tardaron en llegar a la playa, pero "ya nos dábamos cuenta del enorme potencial al que nos enfrentábamos".
Los alemanes "estábamos como paralizados aquella madrugada del 6 de junio de 1944, porque sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad de vencer".
La casamata donde se encontraba Gockel estaba en la playa que los norteamericanos denominaron "Omaha", cerca de Colleville-sur-Mer, donde desembarcarían los soldados de infantería de las divisiones 1 y 29 del ejército de Estados Unidos.
Los barcos de guerra de los aliados ya habían comenzado "a disparar con su artillería contra nuestras posiciones", recordó el ex cabo alemán, nacido en la localidad de Hamm, en Westfalia (oeste).
Días antes aviones de la Royal Air Force y de la Fuerza Aérea de Estados Unidos habían bombardeado severamente las posiciones de la Wehrmacht en Normandía.
Cuando los soldados aliados salieron de los lanchones y los alemanes comenzaron a disparar con sus ametralladoras desde sus refugios de concreto las pérdidas eran enormes en la playa. Cientos de efectivos norteamericanos yacían muertos o heridos. Otros no querían avanzar. "Los cuerpos fueron barridos posteriormente por la marea. Es un recuerdo doloroso e imborrable", afirmó Gockel.
Más de 120 mil muertos soldados muertos en ambos bandos fue el balance del desembarco. Los alemanes no podían contener el avance. "Estábamos como paralizados, porque sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad de vencer", relató el ex cabo. "Venían más y más soldados. Recuerdo que yo gritaba y rezaba en voz alta".
Pocas horas después del comienzo de la operación Gockel resultó herido en combate. Alcanzó a llegar hasta el hospital militar situado en la retaguardia. La guerra había terminado para él. El final del conflicto bélico lo vivió como prisionero de los estadunidenses.
Desde el Día "D", Gockel estuvo más de 50 veces en Normandía y ocho veces en Estados Unidos. Ha trabado varias amistades con soldados norteamericanos que desembarcaron en "Omaha" y se visitan mutuamente.

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